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domingo, 8 de mayo de 2011

La Casa de la Cultura de Buenos Aires, un recinto cultural en un edificio histórico



La Casa de la Cultura de Buenos Aires tiene su sede en Av. de Mayo 575, a metros de la Plaza de Mayo. Además de poseer un lujoso Salón Dorado, está situada en el viejo edificio del diario La Prensa y funciona ahora como un polo artístico-cultural.
El reloj y la monumental farola del frente de la Casa de la Cultura de Buenos Aires se han constituido como símbolos de identidad de la ciudad.

Trascendencia Cultural

El diario "La Prensa", además de editar un periódico, tenía una biblioteca con más de 80.000 volúmenes, que llegó a inaugurar una sede en París y en distintos barrios porteños, consultorios médicos y odontológicos, estudio jurídico, escuela de música y un departamento para huéspedes ilustres donde se alojaron, entre otros, el músico Giácomo Puccini, en 1905, cuando visitó Buenos Aires con motivo del estreno de su ópera "La Bohéme".
Entre los elementos que componen el frente del edificio se destacan: el balcón unificado sobre el que apoyan faroles eléctricos, el reloj y especialmente la monumental farola con su figura femenina, que se constituye, durante los primeros años del siglo, en símbolo de identidad tanto en la Avenida como en la Ciudad. Dicha estatua que corona el edificio, obra del escultor Maurice Bouval (1863-1916) cinco metros de altura y pesa cuatro toneladas y media.
La escultura es una representación de Minerva (en Roma) o Palas Atenea (en Grecia), diosa de la Sabiduría y símbolo de la Victoria, la misma que aparece coronando, en otra versión, la Pirámide de Mayo.
En 1952 los avatares políticos llevaron a la intervención del diario y con el pretexto de que estaba a punto de desmoronarse, fue confinada a un depósito. Fue rescatada y restituida a su emplazamiento cuando el diario fue recuperado por sus dueños en 1956.
Un párrafo aparte merece la vereda de La Prensa, donde las pizarras convocaban al transeúnte con las últimas noticias y muchas veces, como en los partidos de fútbol internacionales, se colocaban altavoces en la calle.
Es por todo ello que se lo puede calificar como un edificio plurifuncional, verdadero antecesor de los actuales centros culturales.
La luz de la farola y el sonido de la sirena del diario, durante muchos años anunciaron las buenas y malas noticias. La sirena, que sonara por primera vez el 29 de julio de 1900, al conocerse la noticia de la muerte del Rey Humberto I de Italia, desde entonces sonaría cada vez que algún acontecimiento conmovía al país o también saludando el paso por la Avenida de Mayo de algún personaje célebre.

El lujoso Salón Dorado


Además de un ejército de artesanos, dos grandes maestros del arte de los argentinos trabajaron en las pinturas decorativas del edificio: Nazareno Orlandi (1861-1952) y Reinaldo Giudice (1853-1921). Nacido en Ascoli Picceno, Orlandi llegó a nuestro país en 1889 invitado por su compatriota el arquitecto Francisco Tamburini, para incorporarse al equipo de trabajo de la Casa de Gobierno. Se había formado en Florencia, especializándose en las grandes decoraciones. Entre sus obras recordamos las pinturas de las iglesias El Salvador, San Pedro y santo Domingo, la antigua Biblioteca Nacional, el Consejo Deliberante y el Cine Gran Splendid, hoy librería El Ateneo de la Avenida Santa Fe. En el edificio de La Prensa realizó las magníficas pinturas de los techos del salón Dorado.
Reinaldo Giudice llegó a América cuando tenía ocho. En Buenos Aires, obtuvo una beca para estudiar en Italia, eligiendo el taller de Cesare Maccari en Roma. De vuelta a nuestro país realizó una importante labor docente, fue fundador del Ateneo y uno de los creadores de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes.
Giúdice fue autor de paisajes, retratos y grandes composiciones de carácter histórico como "La presentación de San Martín en el Congreso de 1818". Sus magníficas grisallas (pinturas monocromas) decoran el techo de las dependencias del primer piso, originalmente áreas privadas del Dr. Paz y actualmente despacho del Secretario del Medio Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires.

Sede de Exposiciones Artísticas

Además del Salón Dorado y el despacho del Director del diario, existen pinturas en casi todos los muros del Palacio. En muchos casos fueron cubiertas por varias manos de pintura lisa, y en su recuperación está trabajando el equipo de restauración. Existen además en el salón tres grandes paneles con telas pintadas, que relatan la vida de Ester, quien según el Antiguo Testamento, refiere una liberación de la nación por medio de una mujer.
En el mismo salón se encuentra en una pared un bajorrelieve de figuras apocalípticas que anuncian una revelación: la letra "P", de palabra, de paz, de prensa, de periodismo.
Apocalipsis quiere decir revelación. Ya en las Revolución Francesa sentían vivir en tiempos apocalípticos. La revelación era el ideal teológico revolucionario de "la igualdad del hombre". El salón representa un templo laico consagrado a la igualdad del hombre a través del saber y las artes de la paz. Fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1995 y el Gobierno de la Ciudad está llevando a cabo actualmente la refuncionalización de sus dependencias para convertirlo en un gran centro cultural.
En el primer piso también se encuentra el Pasaje Ana Díaz, vía de comunicación con el Palacio de Gobierno de la Ciudad. Este espacio se utiliza como sala de exposiciones de artes, como la pintura y la fotografía.
Los subsuelos del edificio, donde antes estaban los talleres para imprimir el diario, se han convertido también en salas de exposiciones.
Para ver las actividades que se realizan en la Casa de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires se puede visitar el portal que el Gobierno de la Ciudad tiene dedicado a esta institución cultural:

http://www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/casa_cultura/

Fuente: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
En el suntuoso salón de actos del primer piso del edificio, conocido como Salón Dorado, el Instituto Popular de Conferencias, que funcionaba en el diario, organizaba reuniones semanales. Las grandes figuras de las letras y las artes, tanto argentinas como extranjeras, pasaron por el salón, donde también se ofrecían conciertos.

1 comentario:

  1. desde que vivo en uno de los departamentos en Recoleta que me parece re imponente el edificio. la verdad que buenos aires es increible

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