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domingo, 5 de junio de 2011

ORQUESTA EN EL INFIERNO cuento de Horacio Figueroa*


En las tenebrosas cavernas centrales del infierno se respiraba una atmósfera densa e inquietante. Era el lugar preferido de Lucky, el diablo, quien deambulaba pensando en nuevas maldades y gozando del sufrimiento de sus huéspedes.
Ese día tuvo una idea muy novedosa, formar una Orquesta Sinfónica que represente el infierno. Llamó a Betow, su amigo y aliado, quien sería el director y juntos hicieron un listado con nombres de varios músicos que luego fueron convocados para integrarse al proyecto.
En un gran espacio, donde habitualmente había horror y sufrimiento, ahora comenzaban a escucharse los sonidos de los instrumentos, que poco a poco, al ir afinándolos entraban en armonía y uno podía imaginarse que estaba en el teatro Colón.
Betow dirigía la obra cuyo título era Himno del Infierno, -era realmente endemoniada y daba terror-, estaba muy entusiasmado con esta tarea y quería las cosas a la perfección. Los que no cumplían con sus requerimientos eran castigados y torturados. A todo esto se sumaba su mal carácter y mucha exigencia, motivo por el cual se originó en los músicos un gran rechazo hacia su actitud, a tal punto que decidieron hacerle un boicot.
¿De qué manera podrían vengarse del director amigo del diablo?
Se reunieron a escondidas y luego de debatir distintas ideas decidieron por unanimidad la creación en forma paralela, de una Sinfonía Celestial, en contraposición a los proyectos diabólicos de Lucky y Betow
Llegó el día de la presentación, la caverna estaba llena, colmados los palcos y plateas en su mayoría por políticos, empresarios, curas y periodistas, quienes por sus tareas en la vida terrenal, se habían ganado un pasaporte directo al infierno.
Había una gran expectativa, las voces enardecidas poco a poco fueron callándose y solo un murmullo se escuchaba en el ambiente cuando de pronto se corrió el telón y ante una gran ovación se presentaron el director y sus músicos.
Comenzó el espectáculo, el clima se iba poniendo cada vez mas tenso porque el Himno dedicado al infierno daba miedo. El diablo se frotaba las manos pensando en el gran éxito que estaba consiguiendo.
La interpretación había captado la total atención del público que se mantenía en completo silencio
Al promediar la obra, y para sorpresa de todos, la música fue transformándose en el más dulce sonido, era un canto a la vida.
Betow había perdido la dirección de la orquesta que ahora interpretaba algo distinto a su composición musical. Los acordes de la Sinfonía Celestial transportaban a los oyentes a un mundo de paz y regocijo. Se cumplía la tan ansiada venganza de los músicos que por sobre todo, dejaban un mensaje de arrepentimiento por los errores cometidos en su vida terrenal. ¡Aleluya!!!


HORACIO "QUIQUE" FIGUEROA
*Cuento producido en el taller de verano "Asombro" de Any Carmona

2 comentarios:

  1. Lo última vez que hablamos me dijiste que lo publicarías, después no recibí otro email.

    No obstante, fue muy grato leerlo, gracias por la ayudita en algunas expresiones, me dió ganas de escribir, si tu intención fue incentivarme, lo lograste

    Te llamaré luego al celu, sino, decime si puedo llamar a tu casa

    Gracias Ana por la publicación, por la enseñanza, y por el tiempo compartido.......

    Quique

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  2. Quique: Me alegra mucho que te incentive a seguir escribiendo, lo hacés muy bien. Llamame cuando quieras al celu o a mi casa...Beso...Any

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